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Carora, Lara. En una jornada cargada de emotividad, la "Gala de la Amistad" fue un sentido homenaje a la educadora y líder social, Esperanza Lameda de Riera, impulsado por la Fundación de Estudios Sociopolíticos "Leonardo Ruiz Pineda", bajo la presidencia del sociólogo Justiniano Vásquez y la secretaría del Dr. William Ramos, junto a un distinguido grupo de amigos.
El evento exaltó la trayectoria de una mujer cuyo impacto trasciende las aulas para abrazar el vasto campo de la política y la beneficencia.
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LA VOZ PROFÉTICA DEL PADRE ÁLVAREZ GUTIÉRREZ
El presbítero Alberto Álvarez Gutiérrez, orador principal de la velada, dibujó con palabras precisas el monumental legado de la profesora Lameda de Riera. Su principal legado, abonado en el campo de la educación, fue el más resaltante a lo largo de la actividad protocolar.
El Padre Beto hizo hincapié en su prolífica labor política y su acción social desinteresada. "Quedará en la historia a la altura de grandes figuras de la educación caroreña", sentenció Álvarez, añadiendo con profunda convicción, que, "también es imposible hablar de Esperanza de Riera sin apartar a Dios".
El orador, unido por lazos de amistad a la homenajeada, desveló la fortaleza de su temple y su visión inquebrantable de la política como vía para un mejor país. "Esperanza además es madre, abuela, bisabuela y sigue al frente de una numerosa familia tras el fallecimiento de su adorado Alexis, pero al frente del Colegio, llevando a cabo su labor social y emprendiendo la dirigencia política", enfatizó, atribuyendo tal probidad a su fe inquebrantable.
El reputado periodista Jorge Euclides Ramírez tomó la palabra para desentrañar la esencia de una vida dedicada al magisterio y a la forja de la democracia. "Esperanza de Riera tomó la profesión de educadora, y por ello fue parte de una inmensa cruzada democrática", afirmó Ramírez, evocando una educación que "llegó a lo profundo de nuestras zonas rurales, que construyó liceos en todas las ciudades y abrió oportunidades a esa Venezuela emergente".
Su disertación repicó con una actualidad palpable: "De tanto andar caminos de progreso, hoy también camina en éxodo hacia un porvenir donde los esclavos de la opresión serán nuevamente ciudadanos libres y dueños de su destino".
Ramírez resaltó el rol de la agasajada como "parte honrosa de ese torbellino de ideas y sueños republicanos que talló una idiosincrasia universal con el cincel de la fraternidad". Recordó su intachable paso como concejal y como la más influyente diputada en Lara durante el segundo gobierno de Caldera, siempre con "honor y humildad". La integridad de la figura de la homenajeada la erigió Ramírez majestuosamente ante los presentes, indicando que, "jamás el nombre de Esperanza de Riera ha estado asociado al negocio o los pactos de intereses bastardos, por el contrario, siempre ha sido digna de ser esperanza y luz ciudadana".

FORJADORA DE MENTES CRÍTICAS
José Adán, visiblemente emocionado en una tarde nublada pero cálida, ofreció un testimonio conmovedor sobre la figura central del acto. "Su nombre es sinónimo de vocación inquebrantable", aseveró, antes de proclamar que la profesora Lameda de Riera "no fue solo una maestra de aulas; fue una forjadora de mentes críticas, una cultivadora de sueños y una sembradora de valores".
Adán, quien fuera su alumno, rememoró cómo en cada lección, la maestra no solo compartía conocimientos, sino que "nos inspiraba a pensar y a cuestionar el statu quo y a buscar la verdad con pasión y rigor". Su influencia, añadió, "trascendió las paredes de cualquier institución educativa, llegando a los corazones y las mentes de generaciones de venezolanos". No menos relevante, según Adán, ha sido su trabajo político: "Una voz valiente en defensa de la justicia, la libertad y los derechos de todos", siempre enarbolando los ideales socialcristianos.
LA "MUJER DE HIERRO" QUE DESAFÍA EL TIEMPO
El politólogo Orlando Álvarez Crespo, con un tono vehemente y a viva voz, capturó la atención del auditorio. "En este acto estamos en presencia de una mujer valiente, una mujer de hierro, una mujer sin sosiego y que a sus 88 años aún piensa en el futuro", sentenció Álvarez. El columnista y escritor no escatimó en reconocer el "profundo sentido de la responsabilidad cívica" de Esperanza de Riera, asegurando que su nombre "figura desde ya entre los puestos de honor de caroreños notables de nuestro tiempo".
LA MATRIARCA QUE QUEBRÓ EL PATRIARCADO
El Cronista de la Ciudad, Dr. Luis Cortés Riera, pronunció palabras que resonaron con la fuerza de la historia. "Si alguna dama merece un reconocimiento en la Carora patriarcal, es Esperancita Lameda de Riera, quien a fuerza de tenacidad y empeño se abrió un camino entre la espesura de unos hábitos y culturas patriarcales". Cortés Riera destacó su rol como líder de su hogar y su capacidad para guiar a su "progenie en la academia", culminando con éxito. El historiador resaltó el "entusiasmo y el humor siempre sano" que recorren el rostro de esta "mujer barrionovense", un lugar de la memoria caroreña de donde, sin duda, extrajo su "equipamiento para crear cultura y civilidad".
MAESTRA DE VIDA Y ARQUITECTA DE SUEÑOS
Desde Quebec, Canadá, el sociólogo Justiniano Vásquez Herrera, presidente de la fundación, se unió a la celebración con un mensaje que subrayó el impacto indeleble de la homenajeada. "Una figura que ha marcado vidas, ha sembrado conocimiento y ha cultivado valores con una dedicación inquebrantable", afirmó Vásquez.
"Desde la Fundación de Estudios Sociopolíticos 'Leonardo Ruiz Pineda', siempre hemos creído en la importancia de reconocer a quienes, con su labor profunda, construyen los cimientos de una sociedad más justa y consciente". Su mensaje culminó con una poderosa declaración: "Hoy, al celebrarte, Esperanza, celebramos no solo a una educadora excepcional, sino a una arquitecta de sueños por un país mejor, una forjadora de conciencias y una incansable defensora de la amistad".
LEGIONARIA DE LA BUENA VOLUNTAD
William Ramos, secretario ejecutivo de la fundación, ofreció un mensaje que destacó la fibra ética y la pasión de la homenajeada. "Usted ha sido un referente ético de disciplina, pasión y entrega en cada una de las actividades que emprendió con visión cristocéntrica, con la finalidad de mitigar las carencias materiales del entorno social al cual impactó con eficiencia", expresó Ramos.
La catalogó como una "legionaria de la buena voluntad", cuya docencia ha sido "ductora de hombres y mujeres probos, piedra angular para la construcción de la República de ciudadanos".
El Dr. Manuel Marín, asesor y fundador de la fundación impulsora del acto, junto al grupo de amigos, contribuyó con un poema musicalizado, un homenaje lírico a las virtudes de la profesora.
Fue un sello final, un broche de oro del protocolo, conducido magistralmente por el Dr. Gerardo Pérez González, la entrega de dos reconocimientos, donde cada testimonio, cada recuerdo compartido, se entrelazó para dibujar el perfil de una mujer que se mantiene enteramente activa
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UN AGRADECIMIENTO QUE RESUENA CON LA HISTORIA
El telón de la "Gala de la Amistad" se cerró con la voz de la protagonista, que lejos de grandilocuencias y egocentrismos, sus palabras finales se centraron en un profundo agradecimiento, un gesto que encapsuló la esencia de una vida dedicada al servicio desinteresado.
Fue un momento de serena dignidad, donde la maestra ante sus amigos se mostró conectada con los valores que profesa. Su voz, cargada de emoción contenida, no buscó el aplauso fácil, sino que se alzó como un eco de reconocimiento hacia quienes la acompañaron en este tributo.
"Desde la Fundación de Estudios Sociopolíticos 'Leonardo Ruiz Pineda', siempre hemos creído en la importancia de reconocer a quienes, con su labor profunda, construyen los cimientos de una sociedad más justa y consciente". Su mensaje culminó con una poderosa declaración: "Hoy, al celebrarte, Esperanza, celebramos no solo a una educadora excepcional, sino a una arquitecta de sueños por un país mejor, una forjadora de conciencias y una incansable defensora de la amistad".
LEGIONARIA DE LA BUENA VOLUNTAD
William Ramos, secretario ejecutivo de la fundación, ofreció un mensaje que destacó la fibra ética y la pasión de la homenajeada. "Usted ha sido un referente ético de disciplina, pasión y entrega en cada una de las actividades que emprendió con visión cristocéntrica, con la finalidad de mitigar las carencias materiales del entorno social al cual impactó con eficiencia", expresó Ramos.
La catalogó como una "legionaria de la buena voluntad", cuya docencia ha sido "ductora de hombres y mujeres probos, piedra angular para la construcción de la República de ciudadanos".
El Dr. Manuel Marín, asesor y fundador de la fundación impulsora del acto, junto al grupo de amigos, contribuyó con un poema musicalizado, un homenaje lírico a las virtudes de la profesora.
Fue un sello final, un broche de oro del protocolo, conducido magistralmente por el Dr. Gerardo Pérez González, la entrega de dos reconocimientos, donde cada testimonio, cada recuerdo compartido, se entrelazó para dibujar el perfil de una mujer que se mantiene enteramente activa
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UN AGRADECIMIENTO QUE RESUENA CON LA HISTORIA
El telón de la "Gala de la Amistad" se cerró con la voz de la protagonista, que lejos de grandilocuencias y egocentrismos, sus palabras finales se centraron en un profundo agradecimiento, un gesto que encapsuló la esencia de una vida dedicada al servicio desinteresado.
Fue un momento de serena dignidad, donde la maestra ante sus amigos se mostró conectada con los valores que profesa. Su voz, cargada de emoción contenida, no buscó el aplauso fácil, sino que se alzó como un eco de reconocimiento hacia quienes la acompañaron en este tributo.
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En ese agradecimiento nombró a los promotores en señal de gratitud en nombre de su familia: Justiniano Vásquez, Franklin Piña, Gerardo Pérez, Orlando Álvarez Crespo, Carlos Suárez, Luis Cortés, José Adán y Jesús Álvarez.
Luego llegó la serenata cargada de boleros y tangos en donde se animó a cantar, el brindis de rigor y la cena fraterna.
Su gratitud, tan genuina como su legado, se inscribe ya en las páginas más honorables de la historia caroreña, resonando como un testamento perenne de su grandeza.
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Franklin Piña.-
Su gratitud, tan genuina como su legado, se inscribe ya en las páginas más honorables de la historia caroreña, resonando como un testamento perenne de su grandeza.
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