La organización no gubernamental Alimenta la Solidaridad, que hasta ahora había mantenido activo un programa de alimentación para 50 niños del Comedor Divino Niño de Calicanto, reportaba resultados positivos en la atención gracias al dedicado esfuerzo de las voluntarias locales.
No obstante, la tranquilidad se vio abruptamente interrumpida cuando los pequeños beneficiarios, provenientes de hogares en situación de extrema pobreza, recibieron con lágrimas la inesperada noticia de la suspensión del programa. La medida, comunicada sin mayores explicaciones, priva a medio centenar de niños clasificados como de alto riesgo de desnutrición de su almuerzo diario.
La iniciativa de Alimenta la Solidaridad buscaba ofrecer una respuesta concreta a la grave crisis de seguridad alimentaria que afecta a una parte significativa de este sector de Carora, estado Lara, como consecuencia de la profunda crisis económica y social que atraviesa el país.
El programa contemplaba el envío de alimentos balanceados, estrictamente adaptados a las necesidades nutricionales de los niños inscritos, a quienes también se les realizaba un seguimiento para evaluar el impacto de la ayuda.
Tras el anuncio de la suspensión en Calicanto, la desesperación en la comunidad ha escalado a niveles sin precedentes. Se teme un rápido deterioro de la salud de los niños y un previsible aumento de los casos de desnutrición aguda, directamente relacionados con la falta de alimentos.
Alimenta la Solidaridad, reconocida a nivel nacional por su modelo de acción social enfocado en la reducción de la desigualdad, ha suspendido inadvertidamente a los niños de Calicanto sin este vital beneficio.
La comunidad espera con urgencia una posible reactivación del programa que les brindaba una esperanza diaria.
EL CIERRE DE LA USAID AFECTA A NIÑOS QUE SE BENEFICIABAN EN COMEDORES
El escenario planteado, donde un segundo mandato de Donald Trump materializa la promesa de recortar drásticamente la ayuda exterior de USAID, desencadena en una crisis inminente en comedores que se beneficiaban. La eliminación de más del 90% de los contratos de la agencia y la supresión de 60 mil millones de dólares en asistencia global, como se advirtió, desmantela programas vitales de ayuda.
Las organizaciones dedicadas a mitigar la pobreza y el hambre se enfrentan a un desafío monumental para compensar esta pérdida de fondos. Los comedores infantiles -muchos funcionan en Carora-, y que sirven como "salvavidas" para niños de hogares vulnerables, serían los más afectados.
La búsqueda de alternativas, como las campañas de donación en redes sociales, resultan insuficientes. Los recursos privados, aunque valiosos, no suplen la magnitud del financiamiento necesario para garantizar una alimentación balanceada a los niños en riesgo.
La consecuencia directa es la desolación en los comedores, que quedaron vacíos ante la ausencia de los niños que dependen de ellos.
La suspensión de la ayuda de USAID, tal como se plantea, impacta de manera desproporcionada a los más necesitados: niños y niñas que sufren de malnutrición.
Redacción EI.-
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