Gerardo Pérez González.-
Sucede y cuento que desde que tengo uso de razón es muy familiar el Esequibo y la Guayana Inglesa, porque la actual República Cooperativa de Guyana la conocimos como inglesa y que gran parte de su territorio era venezolano y despojado por las guerras y enfrentamiento políticos, militares y de dominio por los imperios Europeos desde el descubrimiento del viejo continente de estas tierras que llamaron América.
Como fuimos Capitanía General de Venezuela y no sede de un Virreinato, más facil presa de nuestros futuros territorios que serían a posteriori lograda la independencia la República de Venezuela con diferentes denominaciones, pero que nuestro ejército libertador no tuvo oportunidad de mirar hacia esos dominios si el fuego estaba prendido más hacia el centro del poder político que era Caracas.
Nuestras generaciones nacieron con un mapa físico y un agregado que decía Zona en Reclamación y así lo repetían en las escuelas. Recuerdo la sabiduría del Padre Zua Zua que nos enseñó nacionalismo puro, aunque él era español pero cura escolapio. Luego desaparece de nuestros mapas esa denominación de Zona de Reclamación, seguramente la idea de un ministro complaciente que no lo recordaremos más. Por ello nuestros muchachos desconocen el sentído patrio de esa zona del Esequibo, siendo hoy que han querido actualizar una controversia sin haberse resuelto en el tiempo, pero que si tuvo desde la época de los años 50 del siglo XX defensores a ultranza. Por lo que el nuevo nacionalismo mirando al Esequibo abandonado a conciencia y que renace a buen momento.
Nacimos con el Esequibo, porque no se decreta de un día para otro, sino que se curte en la conciencia colectiva del venezolano desde que nacemos y no se decreta de un plumazo. Hasta mi curiosidad de niño que veía en mi casa objetos que decían recuerdos de Anacoco, y que luego con el tiempo supe que es una isla fluvial venezolana en la zona del Esequibo donde hubo en 1966 un conflicto a punto de una guerra entre la Guyana y Venezuela, tierra deshabitadas totalmente y que iniciamos domino físico por la presencia de la Iglesia Católica que se asentó por primera vez para poblarla de la mano de ese sabio caroreño el padre Hernan González Oropeza a quien Venezuela le debe mucho y continúa sin reconocer su aporte. Bueno, supe que se asentaron por primera vez e izaron la bandera tricolor en un alto palo de madera, ante la mirada desde lejos del ejército guyanés , unas religiosas de las Hermanas de los Pobres, que iba allí una futura novicia y monjaTeresa Pérez Barrios, mi tía, quien me contó que ante una zona totalmente inhóspita de plagas y sin condiciones de ninguna naturaleza establecieron una misión, construida de madera donde implementaron una capilla y un sitio para educar con nuestra idioma.
Nacimos pensando en el Esequibo nuestro, porque los medios de comunicación presentaban las posiciones públicas sobre la materia y los especialistas diplomáticos se centraban en las controversias, pero en una unidad nacional que era lo que uno descifraba. Luego en mis años universitarios era el tema más trillado y discutido, incluso en las tenidas culturales de nuestro pueblo era un tema de enseñanza y de doctrina las fronteras venezolanas.
¿Qué paso después?, vimos desaparecer el Esequibo como tema prioritario y de nacionalismo, para buscar otros valores también valederos pero abandonamos la enseñanza y la formación por las fronteras. De nuevo el tema está en la mesa, pero una mesa donde los comensales que somos los venezolanos estamos divididos no en cuanto si el Esequibo es o no de Venezuela, sino la forma de afrontar el problema y visualizar. Un referéndum que divide, unos interlocutores que dividen, unos países vecinos divididos, y un mundo donde la geopolitica juega un papel preponderante y fundamental. En mal momento nos encuentra, el Esequibo sin una clara visión nuestra para el futuro. No hay vuelta atrás de los errores y también de aciertos como por ejemplo la defensa y estudios del padre Herman González Oropeza y que fuera despedido de la cancillería sin aviso y protesto, pero que dedicó gran parte de su vida en archivos y bibliotecas del mundo en montar la defensa del territorio nacional.
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