Decía Sanín Cano que la prensa es un protagonista de mil rostros, y como si se tratara de un estilete en nuestra Carora, tuvimos una figura representativa que todo aquello lo manejó con maestría única, ya que fue capaz de pasearse por todas las fuentes del periodismo como lo fue Jesús Vásquez Romero, un hombre que llegó a trabajar con la palabra y las letras desde 1956 de la mano de Don Antonio Herrera, una especie de cazador de talentos que se mantuvo invicto con respecto a quienes tanteaba y que no dudaba en tenderles la mano para que drenaran en las páginas de su periódico, El Diario de Carora, su adrenalina intelectual.
Tuvo una vida sin mayores lujos, pero en la que nunca faltó lo necesario para llevarla con decencia. “Se debió todo aquello a que mi padre tuvo múltiples facetas”, dice Jesús Manuel Vásquez, presbítero de la congregación escolapia. Apunta que el aspecto social de bondad propia de un comunista real fueron los motivos, “en el sentido de buscar una sociedad más igualitaria, más justa y más digna que al final generó en él decepciones abrumadoras que demostró con creces que detrás de todo aquello había un hombre –sin duda– soñador y de un amplio sentido de responsabilidad”.
Se enorgullece cuando dice que su padre hizo de El Diario de Carora la casa de la gente con la que tuvo una relación bien estrecha. “A ellos los entendió, los escuchó y llagaban a su mesa de redacción sin mayores protocolos. Allí se sentían en casa; le daban la noticia, la denuncia o simplemente lo que deseaban escribir, y al otro día en la sección de deportes, en la parte social; por algún lado salían representados aquellos miembros de las comunidades rurales, que para muchos eran insignificantes, pero que gracias a mi papá tomaron valor porque estaban en las páginas de uno de los periódicos más importantes del Occidente venezolano”.
Johnny Castillo, periodista que tuvo sus primeras experiencias en El Diario, nos escribe para recordar que el día que llegó a la redacción para estrenarse, el primero en recibirlo fue Jesús Vásquez Romero. “Era de mediana estatura con algunos kilitos de más, cabello brillante engominado al mejor estilo de Rafael Caldera, cuidadoso al vestir y con una pinta fulgurante de sacerdote arrepentido. En seguida extendió su mano y me regaló una gentil bienvenida”, señalando luego que aquel encuentro de pura intuición psicológica, presagiaba lo que sería en adelante su relación de trabajo y de amistad con Vásquez Romero.
Gilmer Graterol, otro periodista de postín, describe a El Diario como una de las escuelas del periodismo venezolano que por más de medio siglo se dedicó a formar allí grandes periodistas que se dispersaron por toda Venezuela, incluso por el mundo, aunque también se quedaron muchos ejerciendo en Carora. “Uno de los que se quedaron en la casa de El Naranjo fue Jesús Vásquez Romero –para fortuna nuestra-, quien se destacó como periodista de planta y de dar a conocer las informaciones del beisbol rural del entonces distrito Torres, y quizás fue El Diario de Carora el único en todo el país en contar un espacio para publicar estas noticias”.
Y es que el deporte tuvo tribuna de honor en el trabajo periodístico de Vásquez Romero. Su obra en este aspecto abarca múltiples disciplinas, siendo el béisbol el de su pasión, pero en sus letras tuvo cabida el atletismo, el softbol, el fútbol, el baloncesto y hasta el deporte que transcurrió en medio de patios y aleros. Trabaja sin cesar por el desarrollo del deporte caroreño hasta que llegó a fundar y dirigir por 20 años consecutivos, la Liga de Beisbol Inter-rural.
Pero además fue maestro de escuela haciendo fecunda labor social en la comunidad de Quebrada Grande, especialmente con el programa ACUDE, el cual utilizó como escudo guerrero en su lucha frontal contra el analfabetismo, sembrando el deporte y disertar divertidamente a la juventud de temas de interés.
De Quebrada Grande venía cargado de noticias y hechos los cuales plasmaba en las páginas bajo su responsabilidad, y también cargado de iguanas, matejeas, conservas y quesos producto de obsequios en señal de gestos señeros de aprecio y reconocimiento. “Tenía la particularidad de exagerar en algunos hechos, rememora Gilmer Graterol, recordando entre tantas una que es un verdadero clásico: “´Vaca furiosa acaba con juego de beisbol`, informando que en un encuentro peloteril escenificado en un pueblo de Torres, una vaca se introduce en un campo de beisbol, pero fue imposible que los jugadores lograran sacarla del campo, tardando horas sin lograr el objetivo, hasta que el umpire declarara la suspensión del encuentro”.
Sigue el relato de Gilmer Graterol: “En otra nota decía: `Cabra se come billete de 100 Bs.`, hecho ocurrido en otra zona rural, viéndose obligado el dueño del billete a sacrificar al animal, sacándole el billete íntegro. Y así fueron varias las noticias redactadas por este periodista de grata recordación por su estilo único”.
Y Johnny Castillo recuerda también sus dotes de Don Juan enamorado. “Tenía una fórmula que siempre le dio resultado con las mujeres: cuando le ponía el ojo a una, algo inventaba para que la mujer en objetivo saliera reflejada en el periódico, bien sea como protagonista de una noticia o como parte de la misma. Era un genio Jesús Vásquez Romero”.
La sinfonía de su obra literaria quedó plasmada en un libro contentivo de los pensamientos de El Libertador, y otros ensayos de poesía lírica y cuentos sueltos, dejando constancia de haber sido un narrador y polígrafo lleno de honduras.
Vásquez Romero ejerció un periodismo digno que marcó pauta en su estilo. Eso sí: no perteneció al coro arrodillado de los adulantes de la pluma siendo un verdadero corresponsal libre e indomable hasta el último suspiro. Rechazó igualmente los halagos y la publicidad de la que tanto ambicionan los enfermos de la vanidad.
Había nacido el 22 de diciembre de 1939 y murió el 25 de abril de 2011 sin ver nunca realizada la sala de hemodiálisis, esa que tanto solicitó y cuya ausencia siempre catalogó como una soberana injusticia.
Insatisfecho su deseo, sólo nos resta abogar desde estas líneas porque sea dada a conocer a las generaciones del periodismo actual, el trabajo y obra de tan preclaro comunicador, que siempre recordamos con sincero afecto y leal amistad.
Franklin Piña.-
@sobre.300
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