No es fácil plasmar en líneas, la emoción de sentirse caroreño de la "C" a la "O". El domingo pasado tuve la oportunidad de presenciar en la Iglesia San Juan Bautista, nuestra Catedral, la misa de coronación de la Virgen María de Wolfang Amadeus Mozart, bajo la insigne batuta del Maestro Felipe Izcaray.
El momento era perfecto, la ambientación era propicia para tal acto, todo estaba en su punto y la complicidad de los artistas con el público asistente era notable, se palpaba la cercanía, la energía existente en el recinto nos trasladó a otro nivel, cada pieza ejecutada, incrustada de manera perfecta en la solemnidad de la misa, la predica de monseñor Carlos Enrique Curiel fue precisa y aleccionadora, coincidencialmente el evangelio hablaba del trigo y la cizaña, crecían juntas, pero cada una tenía distintos rumbos y así la vida.
Ver a una gran cantidad de jóvenes talentos, cantar y ejecutar Mozart de manera armónica, nos tiene que llenar de orgullo y esperanza. Pocas ciudades en el mundo se dan este lujo.
Esta orquesta y este movimiento cultural caroreño, merece mayor apoyo es una herramienta valiosa para formar sociedad, así debemos ver estos atributos que nos concede CARORA, a través de la cultura y del deporte podremos desarrollar nuestros niños y jóvenes de manera distinta.
Cierto que el mal hace más bulla, pero no podrá vencer al bien, si muchos comienzan a hacerlo y sobre todo, a disfrutarlo. Debemos multiplicar a la n estos eventos, cada fecha de conmemoración, debería ser una oportunidad para disfrutar de estos talentos caroreños.
Ese domingo a pleno mediodía, CARORA, esa ciudad caliente desde todo punto de vista, le decía al mundo a través de la música, aquí estamos, viviendo, insistiendo, queriendo ser más. Esa era la vibra que se sentía dentro y en los alrededores de la catedral caroreña.
Estos hechos deben servimos de acicate para tratar de hacer estas obras más accesibles a toda la población, debemos acercar la cultura a todos, de manera masiva podemos pelear espacios a quienes bombardean diariamente a nuestro relevo. La lucha será titánica, pero debemos hacerlo sin descanso, es el futuro de la sociedad lo que está en juego.
Todo esfuerzo hecho y por hacer valdrá la pena.
Estos jóvenes reflejan el talento y la voluntad existente en nuestros chamos, ellos son el semillero de ese país que ha pesar de la adversidad, sigue buscando aprender, sigue intentando crecer y sobre todo, busca enaltecer al terruño que los vio nacer.
No todas las ciudades tienen esta alta estima por los valores culturales, nosotros que tenemos la dicha de tenerlo, no podemos dejar que se nos vaya de las manos. Todo lo que se pueda hacer por robustecer este movimiento cultural, será proporcional a nuestra evolución como ciudad.
Hemos hecho cosas, eso es reconocido por todos, pero esta cruzada cultural debe llamarnos al concurso de todos, sin ningún distingo, la cultura es ese brillo al final del túnel, es esa luz que nos saca de la clandestinidad, es el lenguaje de lo posible, es el norte de la humanidad, yendo allá no podemos errar, es ese el camino.
De mi parte, gracias, muchísimas gracias a ese movimiento cultural, gracias Maestro, gracias muchachos, orgulloso de ustedes, gracias por tanto.
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
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