Por los vientos que soplan, el ejercicio de las elecciones primarias en Venezuela, no se ve fácil de realizar. Mi percepción es que están cuesta arriba e incluso, hay quienes se atreven a decir que las mismas no se llevarán a cabo.
Muchas lecturas acompañarán a este hecho, una de ellas sin duda, busca desalentar a quienes buscamos un cambio.
Las inhabilitaciones ya asomaban el modus operandi de quienes gobiernan en aras de lograr su objetivo.
Pero los movimientos políticos no siempre obedecen los trazos de quienes los diseñan, dependen del comportamiento social y eso, aunque obedece a tendencias, no siempre es predecible.
Sin primarias, como estaba planteado elegir el abanderado de la oposición, la elección es posible. Siento una convicción de unidad que permite al venezolano tener una alternativa única, esta seguridad da al traste con la teoría de división que causaría una contienda primaria.
Estamos a punto de estar tan claros que poco importa quien sea el candidato, porque seguro estamos será el ganador.
Esto es sumamente importante, fundamental este logro y debe ser el soporte de todas y cada una de las estratégias a diseñar en aras de la consecución del único objetivo, salvar al país.
Imaginemos que todos los inscritos para el cotejo de primarias ahora se conviertan en los jefes de campaña, de una persona que goce del beneficio de todos los venezolanos. Es decir, no importará el nombre de esa persona, la candidatura de este personaje será avalada por todos quienes compitieron en las primarias y por ende, por todos y todas a quienes ellos representan.
Los atributos de este candidato resultado del método que deseen, solo tendrá atributos, é o ella per sé, representará a la UNIDAD.
Lo demás será carpintería, facilita muchas cosas y no debilita a nadie. Inclusive, mucho más económico y aprovecharíamos ese ahorro para invertirlo en la campaña a sabiendas que nos atropellarán con los cotidianos abusos de poder.
Nadie podrá con la voluntad de un país dispuesto a cambiar. Este logro ya de por sí, es la cristalización de la esperanza. No habrá vuelta atrás, esta será la base para arrancar del venezolano ese conformismo y esa negatividad que impera entre el colectivo nacional.
Este abanderado, representa el espíritu de cambio de esa Venezuela que se negó a morir.
Esa gente que no se fue con la gente que se devolvió y esos que quieren venirse, todos ellos caben en donde nacieron, esa energía positiva de volver a ser una nación con múltiples colores estará en ciernes.
El nuevo aire se palpa ya lo respiramos, ahora a darle fuerza y a tomar cada uno de nosotros el rol que le toque desempeñar, todos seremos soldados y nuestra mayor responsabilidad será actuar hasta realizar la labor encomendada. Propia la ocasión de recordar el famoso mensaje a García.
Luego de ver el debate de los precandidatos asistentes, si se ve a grosso modo, la claridad de lo que anhelamos, el concepto de país desde todas las ópticas planteadas es válido y consono con la demanda del colectivo. Esto en conjunto hace más fácil el entendimiento y el diseño de la estrategia comunicacional seguro fluirá con facilidad. Las líneas están trazadas, solo falta afinar la forma.
Importante es dejar atrás los desplantes y posiciones de dominio, más aun, si las inhabilitaciones nos son levantadas. Momento de recalcar lo primordial, es el país.
Todos, absolutamente todos somos actores de este nuevos país. Veremos si esta madurez existe en quienes se lanzaron a este compromiso con la patria.
¡Crece la esperanza!
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
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