El Congreso estadounidense certificará el resultado durante una sesión el próximo 6 de enero, y 14 días después el demócrata asumirá el cargo de presidente
Joe Biden será el próximo presidente de Estados Unidos. Los miembros del Colegio Electoral que votaron este lunes confirmaron la victoria del demócrata en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. El procedimiento, que en circunstancias normales pasaría sin pena ni gloria, significa el tiro de gracia a la cruzada en la que Donald Trump y sus aliados se han embarcado para tratar de conservar la Casa Blanca, lanzando un arsenal de denuncias de fraude sin base que la justicia ha rechazado. El Congreso deberá contar y certificar este resultado en una sesión del 6 de enero y, el 20, Biden tomará posesión. Tras el fracaso en los tribunales, a los acólitos del presidente republicano solo les queda un acto en el Capitolio para alargar el drama, pero el final ya está escrito.
Sobre las cinco y media de la tarde hora de Washington DC, los electores de California emitieron sus votos y confirmaron que Biden ya había superado esos 270 votos necesarios para ser ganador. Había logrado 303 y se esperaban 306, a falta de los votos Hawái. La sala de la Cámara legislativa de Sacramento, la capital californiana, estalló en aplausos, reseña El País.
Si alguien lo dudaba antes, ahora lo sabemos. Lo que palpita en el fondo los corazones del pueblo estadounidense es esto: democracia. El derecho a ser escuchado. A que tu voto se cuente. A elegir a los líderes de la nación”, señala el discurso preparado por Biden para el final de la jornada, distribuido a la prensa unas horas antes. ‘En esta batalla por el alma de Estados Unidos, la democracia ha prevalecido. Nosotros, el pueblo, hemos votado. La fe en las instituciones se ha sostenido. La integridad de nuestras elecciones sigue intacta. Así que ahora es el momento de pasar página. De unirnos. De curar’, añadía.
La tensión en torno a la jornada afloró en lugares como Míchigan, donde los miembros del Colegio Electoral, acudieron a votar escoltados por la policía, así como en Arizona, donde tenían previsto llevarlo a cabo en una ubicación secreta para evitar altercados. También, en la cuenta de Twitter de Trump, que este lunes siguió arrojando acusaciones de irregularidad electorales. El republicano ha presionado hasta el último momento a las autoridades de estos y otros cuatro Estados (Pensilvania, Wisconsin, Georgia y Nevada) para vulnerar en la voluntad expresada en las urnas y lunes le concediesen la reelección. Se trata de territorios que ganó en 2016 y, esta vez, eligieron a su rival demócrata, recordó El País.
En las presidenciales estadounidenses, el voto individual de cada ciudadano es lo que se conoce como voto popular y no sirve para elegir al candidato directamente, sino para designar a una serie de compromisarios, los miembros del Colegio Electoral. Son un total de 538 en todo el país, 100 senadores (dos por cada uno de los 50 Estados), más otros 435 que se reparten entre los Estados en función de su peso en el Congreso (California, que es el mayor, tiene 55) y los tres del Distrito de Columbia (DC). La mayoría de los territorios, salvo Maine y Nebraska, funcionan mediante un sistema mayoritario (se le conoce, en inglés, como winner-takes-all) en el que quien saca mayoría de votos populares en dicho territorio, aunque sea por la mínima, se lleva a todos los compromisarios. Para ganar, hacen falta 270 votos electorales. Biden logró 306 (con una ventaja de siete millones en voto popular) y Trump se quedó en 232.
VF.-
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