No se imaginaba el rico y acaudalado comerciante don Andrés Tiberio Álvarez, entonces primera riqueza del Distrito Torres, que sus planes de abrir un Colegio de enseñanza secundaria de carácter particular o privado en Carora en 1890 iba a tener tan inmensas consecuencias. La primera de ellas es la de que desde el Colegio La Esperanza, que tal fue el nombre que inicialmente se le dio al instituto, nace al año siguiente, en 1891, el Colegio Federal de Segunda Categoría de Carora, y que en los días que corren ese centro educacional recibe el nombre de Liceo Egidio Montesinos, institución ésta heredera de las glorias de aquellas dos anteriores. Carora toda se debe a este par de notables instituciones educativas nacidas en el ya lejano y turbulento siglo XIX venezolano.
Sucedió en abril de 1890, hace 130 años, al pie del busto del General Pedro León Torres que se erigía en la Plaza Bolívar de Carora, cuando un grupo de “patricios caroreños” vio venir de la iglesia San Juan al joven abogado recién egresado de la Universidad de Caracas, Dr. Ramón Pompilio Oropeza. Le propusieron que tomara la rectoría de un centro educativo de secundaria “para tanto joven que languidecía en la ignorancia”, pues ya habían desaparecido los Colegios San Andrés del Dr. Ezequiel Contreras en 1855, y el Colegio de La Paz del Dr. Lázaro Perera en 1886, a lo que debemos agregar que el Colegio de La Concordia del bachiller Egidio Montesinos se hallaba distante, pues funcionaba en la “ciudad madre” de El Tocuyo. En este grupo de notables de Carora se contaban el próspero comerciante Amenodoro Riera, don Adolfo Meléndez, don Andrés Tiberio Álvarez Urrieta y don Ignacio Álvarez. Estos caballeros pertenecían al “patriciado caroreño”, clase social dominante que aun hoy exhibe rasgos de casta, que era la única que era capaz de acometer aquella empresa de cultura, pues el carácter semiclásico y alejado de la práctica de tales estudios, constituía un escenario cerrado para la gente humilde y analfabeta. Era aquella una educación de castas y privilegio de unos muy pocos en aquella Venezuela pobre, enfermiza, analfabeta y en donde las diferencias de clases sociales eran muy profundas.
Es necesario destacar que en menos de un mes y sin la intervención del Ministerio de Instrucción, los padres y representantes lograran establecer un plantel de educación secundaria. La obra fundacional, eso sí, contó con el concurso del Concejo Municipal de Carora y también de los “patricios caroreños.” Fue la obra de la iniciativa ciudadana de una remota y aislada localidad del occidente de Venezuela como Carora, acostumbrada a resolver por sí misma sus propios problemas.
Así, convocan a un acto público para inaugurar el Colegio La Esperanza el 1° de mayo de 1890, en una antigua casa del siglo XVIII ubicada en la calle del Comercio. Preside el acto el general Federico Carmona, junto a Andrés Riera, Antonio María Zubillaga, Andrés Tiberio Álvarez, Ramón Pompilio Oropeza y Amenodoro Riera. Los alumnos instaladores fueron 22, todos varones, pues las mujeres no tenían acceso a la educación secundaria, ellos eran: Rafael Fidel Montesdeoca, Pedro Francisco Carmona, Heriberto Álvarez, Pablo José Álvarez, Rafael Lozada, Dionisio Álvarez, Florentino Santeliz, Pablo González, José María Zubillaga, Ignacio Zubillaga, Froilán Rafael Álvarez, Ernesto Álvarez, Ramón Riera, Juvenal Montesdeoca, Juan Bautista Franco, Fortunato Franco, Porfirio Álvarez, Ignacio Andrés Álvarez, Rafael Riera, Valerio Santeliz, Pedro Antonio Crespo. Firman el Acta de Instalación del Colegio La Esperanza: Federico Carmona, Andrés Riera, Antonio María Zubillaga, Andrés Tiberio Álvarez, Dr. Ramón Pompilio Oropeza y Amenodoro Riera.
Los padres de familia fundadores recogieron una suma de dinero estimada en 9.000 bolívares para que La Esperanza funcionara durante un año como instituto privado o particular. El Colegio cobraba una mensualidad de 20 bolívares por cada alumno, el Rector ganaba un sueldo de 400 bolívares por mes, el Vicerrector 300, se pagaba alquiler a la municipalidad una suma de 80 bolívares mensuales. Como se ve, el instituto no poseía local propio, pues los gobiernos del siglo XIX no tenían una política sistemática de construcción de edificios escolares. Tampoco existían las pizarras, ni la tiza ni los pupitres.
Los catedráticos o docentes eran apenas dos: el bachiller Mariano Álvarez, quien dictaba las clases de Geografía y Cosmografía, Aritmética, en tanto que el Dr. Ramón Pompilio Oropeza se encarga de las de Gramática Castellana, Etimología y Sintaxis, Latinidad, Griego. Como se podrá observar, era un plan de estudios bastante anacrónico, que ya estaba superado en Europa y Norteamérica, donde dominaban las Humanidades Clásicas sobre la Ciencia Natural. Era una enseñanza libresca y muy teórica, no existían laboratorios para realizar experimentos en Física o Química. Otras asignaturas del Colegio y que hogaño nos parecen una rareza eran: Retórica, Cosmografía, Etimología, Prosodia, Astronomía, Cronología. A estas heteróclitas y extrañas asignaturas agreguemos las más conocidas: Física Experimental, Aritmética, Francés, Latín, Gramática Castellana, Pedagogía.
Once meses luego de fundado el Colegio La Esperanza, el instituto fue colocado en el presupuesto de la nación en 1891 por el breve gobierno del presidente de Venezuela Dr. Raimundo Andueza Palacio y su Ministro de Instrucción, el novelista Eduardo Blanco. Pasó desde entonces el instituto a llamarse Colegio Federal Carora, se le anexa una escuela de Agrimensura, y una escuela primaria, dirigida por Rafael Lozada.
Los primeros bachilleres en Ciencias Filosóficas egresados del Colegio en 1894 fueron Ignacio Zubillaga, Beltrán Perdomo Hurtado, Pedro Francisco Carmona Ramón Riera Álvarez, Pablo Álvarez Riera y Rafael Márquez. Lograron su título luego de cursar en “trienio filosófico” de nuestra semiprivilegiada, semiclásica y semiaristocrática educación secundaria del siglo XIX. Esta condición de privilegio educativo no solo era exclusiva de Carora, pues así también sucedía en el resto de Venezuela e Hispanoamérica.
En 1895 el instituto sufrió un conato de cierre durante el gobierno del general Joaquín Crespo, presidente que funda el Colegio Federal de Carabobo, un doloroso hecho que era insólitamente frecuente en aquella Venezuela de montoneras y golpes de estado y que no termina sino cuando el general Cipriano castro derrota la Revolución Libertadora en 1904, nuestra última guerra civil.
Hasta el año 1898 egresaron del Colegio 28 jóvenes bachilleres en “Ciencias Filosóficas”, entre los que destacan Dimas Franco Sosa, Juan Bautista Franco, Rafael Lozada, Rafael Tobías Marquis, Carlos Zubillaga Perera, Miguel Ángel Gutiérrez Oropesa. En 1899 no hubo clases por causa de la guerra.
En 1900 el presidente Cipriano Castro y su Ministro de Instrucción Dr. Félix Quintero suprimen la institución toda, el Colegio de secundaria, la Escuela de Agrimensura y la Escuela primaria anexa. Lo mismo sucede en 1903 cuando el ministro de Instrucción Dr. Eduardo Blanco decreta la supresión de las universidades del Zulia, Carabobo, el Colegio Superior de Guayana, todo lo cual dice Mariano Picón Salas, será “Una constante perniciosa de nuestra historia republicana. Una dolencia profunda que no era tan sólo de la Educación, sino de todo nuestro organismo histórico.”
En septiembre de 1900 los doctores Ramón Pompilio Oropeza y Lucio Antonio Zubillaga reabren la institución con su antiguo nombre de Colegio La Esperanza, pero como particular o privada, tal como había nacido en 1890. Este cierre como Colegio Federal se prolonga por largos 11 años, hasta que el nuevo presidente de Venezuela, el general Juan Vicente Gómez y su Ministro de Instrucción Dr. José Gil Fortoul, reabren el Colegio Federal Carora al situarlo de nuevo en el presupuesto nacional.
El 16 de septiembre de 1911 se reabre el Colegio Federal Carora en un acto solemne presidido por Ramón Pompilio Oropeza, Lucio Antonio Zubillaga y Rafael Lozada. Los alumnos que se incorporan son Felipe Alcalde, José María Aldazoro, Ramón José Álvarez, Ricardo Álvarez, Federico José Carmona, Fenelón Perera, Roberto Montero, Carlos y José Clemente Montesdeoca, Pastor Oropeza, Juan Bautista Gallardo y José Franco. Venezuela respira un aire de tranquilidad, pues el viejo caudillismo del siglo XIX estaba derrotado para siempre y la estabilidad económica aparece con los inicios de la actividad petrolera y la llegada de las compañías norteamericanas al suelo patrio.
En 1925 fallece el Sub Director del Colegio, Dr. Lucio Antonio Zubillaga, en tanto que su fundador, el Dr. Ramón Pompilio Oropeza muere en 1937, después de casi medio siglo de fecundo magisterio, venciendo enormes dificultades: incomprensión, guerras civiles, epidemias, obsolescencia académica, cierres intempestivos de la institución. Pese a todo este cuadro de miserias e incurias el Dr. Ramón Pompilio Oropeza y el Dr. Lucio Antonio Zubillaga formaron una de las generaciones intelectuales más brillantes de Venezuela de la primera mitad del siglo XX.
Estos fueron los inicios de los Colegios La Esperanza y Federal Carora, instituciones donde se formó una verdadera elite cultural compuesta en su mayoría por elementos que se extraen del “patriciado caroreño”. Entre ellos podemos destacar al Dr. Pastor Oropeza, al Pbro. Dr. Carlos Zubillaga, Juan Bautista Franco, Dr. Rafael Tobías Marquís, Dr. Ricardo Álvarez, Federico José Carmona, Cecilio Zubillaga Perera, Dr. Ambrosio Oropeza, Br. Rafael Lozada, Dr. José Herrera Oropeza, Dimas Franco Sosa, Dr. Luis Beltrán Guerrero, Miguel Ángel Meléndez, Dr. Ambrosio Perera, Dr. Juan Oropesa (sic), Pablo Álvarez. José Herrera Oropeza, Antonio Herrera Oropeza, Alí Lameda, Elisio Jiménez Sierra, Dr. Guillermo Morón, Dr. Eddie Morales Crespo, Dr. Agustín Zubillaga, Dr. Gustavo Leal, Dr. Carlos Gil Yépez, Dr. Juan Sequera Cardot, Dr. Pablo Álvarez Yépez, Dr. Luis Rosas, Dr. Homero Álvarez, Luis Oropeza Vásquez, Dr. Carlos César Rodríguez, Dres. José Elías, Salomón y Jacobo Curiel Bravo, Obispo Eduardo Herrera Riera, Dr. Lulio Chávez, Dr. Hermes Chávez Crespo, entre otros.
También cursaron estudios secundarios en el Colegio Federal Carora prósperos hombres de negocios y propietarios de haciendas ganaderas como Flavio Herrera, Teodoro Herrera, Gonzalo González, José Alejandro Riera, Octaviano Herrera, Pablo Riera, Germán Herrera, Leopoldo Perera, Carlos Herrera, Ricardo Meléndez Silva, Mario Oropeza.
El sexo femenino se incorpora muy tardíamente a la educación secundaria en Carora. En 1931 el Dr. Oropeza recibe a las primeras alumnas en el Colegio Federal: ellas son María Luisa Rodríguez, Eva Teresa Acosta, Emérita Acosta, Sacramento Suárez, Leoncia Castañeda. La primera bachiller en obtener su título fue la señorita Sacramento Suarez, en 1935.
Como hemos podido observar, la educación era un privilegio al cual tenían acceso contadas personas. Esta desigual situación se fue disolviendo paulatinamente y la “educación de castas” que dominaba dio paso a la “educación de masas”, como acertadamente escribió el Dr. Luis Beltrán Prieto Figueroa.
En el año 1949, cuando mandaba manu militari al país la Junta Militar de Gobierno, el Colegio Federal Carora pasa a llamarse, siguiendo el modelo francés, Liceo Egidio Montesinos, en honor al maestro tocuyano del joven Ramón Pompilio Oropeza, quien recibió su título de bachiller en el Colegio de La Concordia de las manos de este insigne educador larense y venezolano en 1886.
Este ensayo se alimenta de las siguientes fuentes:
Cortés Riera, Luis Eduardo. Del Colegio La Esperanza al Colegio Federal Carora, 1890-1937. Fondo Editorial de la Alcaldía del Municipio Torres, Fundación Buría. Carora, 1997. Trabajo de Grado de Maestría tutorado por el Dr. Reinaldo Rojas, y fueron jurados el Dr. Rafael Fernández Heres y el Dr. Federico Brito Figueroa.
Mora Santana. Luis Eduardo. Del Colegio Federal Carora al Liceo Egidio Montesinos, 1911-1969. Trabajo de Grado de Maestría tutorado por el Dr. Luis Eduardo Cortés Riera, los jurados fueron la Profesora, Magíster en Educación Neffer Álvarez, y el Profesor, Magíster en Historia Taylor Rodríguez García. UPEL, Barquisimeto, 2005.
Carora, septiembre de 2020.
Luis Eduardo Cortés Riera.
cronistadecarora@gmail.com
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