Posiblemente ambos, pero sin duda alguna no con las magnitudes de los estafadores rojos. El imperialismo sino-soviético-iraní llegó a nuestras fronteras para explotar y aprovechar la apertura complaciente de un gobierno militar-populista y dictador. Así como lo han hecho con la soja brasileña, el gas boliviano, el oro peruano, y la comida argentina.
Los gobiernos antidemocráticos pro capitalistas del eje mencionado lo sabían y aprovecharon la infantil ignorancia de Chávez que como otros se creyeron héroes del mundo. El sostén del proyecto expansionista de estas potencias se ha basado en el mismo criterio gringo de mediados del siglo XX. Las tesis teóricas que defienden Jaua-Ramírez-Cabello-Maduro, mientras engordan cada microsegundo aplican justamente a sus acciones.
El primitivismo taylorista aplicado en la zona sisalera de Lara lo demuestra. Las estafas inmobiliarias de los iranies, el contrabando petrolero de los rusos, y el regalo de citgo a Rosneft lo certifica. Ahora, mientras tanto ¿a quienes asesinan? ¿quiénes mueren de difteria en pleno siglo XXI? ¿quién come de la basura? ¿quienes padecen las penurias de una emergencia en los hospitales? ¿quiénes paren en el piso? ! ¡No me jodan! Basta de tanta dispersión. El país se muere en la morgue, en el aeropuerto, en cada estudiante que cancela su proyecto de vida para vender frutas y llevarle comida a su madre desempleada. Cordura por favor.
Carlos Alberto Meléndez Pereira
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