No se olvide que Cuba era un país; donde se había desarrollado un periodismo con una gran inventiva, y en esto radicaba el hecho de que había sido un Estado que no había conocido revolución de independencia; había evolucionado, de acuerdo a las pautas que le había marcado la madre patria hasta entonces, es decir, no había llegado en forma prematura a la conformación de una República independiente; para lo cual no estaban preparadas nuestras sociedades, y de allí ese proceso de ira en que van a estallar nuestras naciones durante cien años; mientras que la sociedad cubana se ilustraba con el brillo de aquella España, que producía eminencias como José Ortega y Gasset; uno de los filósofos más importantes de la modernidad, y así vemos en Cuba florecer toda una generación de intelectuales de la talla de José Lezama Lima entre las décadas de 1950 y 60; que van a fomentar ese periodismo de inventiva, masivo; llegando a producirse una revista como Bohemia; de gran impacto
en el área del Caribe, y la que termina viniéndose también a Venezuela, a raíz de la persecución, que se desata contra el entonces editor de la misma.
Esto lo digo, porque en verdad el comunismo para la época no representaba ninguna amenaza. Se trataba de un grupo de parcelas políticas; que se decían de izquierda, entre las que sobresalía el MAS; cuya conducta política había sido muy errática durante muchos años, y esto por la influencia nefasta del castrocomunismo; que había llevado a muchos de los partidos, que se identificaban con el comunismo en la América Latina a imitar a Cuba, en el sentido de tomar el poder por la vía de las armas; que era la receta por excelencia de la teoría política de Lenin, y de allí venía esta gente de izquierda; un tanto arrepentida de aquellas posturas, y donde había quedado una generación de jóvenes, muy gloriosa, que se perdió; aunque albergando en su conciencia todavía mitos, como el aferramiento a la utopía marxista; un nacionalismo anacrónico; donde se exaltaba la figura
del antiimperialista yankee; de allí la admiración que todavía se sentía por la figura de Fidel Castro, y de la cual, por lo visto, Chávez no se pudo sacudir, y de allí el que nuestra generación viera en Chávez al muchacho nuestro que se quedó en esa década de 1970, sobre todo, porque se trataba de una conciencia enamorada; que era lo que motivaba a nuestra generación, tomando en cuenta las características de líder mesiánico de Fidel Castro.
Lo importante es que en esa izquierda todavía existían prejuicios con respecto a la propiedad privada; aunque un partido, como el MAS, para la época mantenía posiciones muy ambiguas, con respecto a este tema, pues se trataba del momento en que este partido hacía gala en su doctrina de lo
que conocía como un socialismo democrático; un concepto que también se manejaba en el campo de la izquierda internacional, bajo el nombre del Eurocomunismo; en donde identificaban a los partidos comunistas de Francia, Italia y España, y estas posiciones, seguramente, eran las que
habían prendido de las alarmas entre ese grupo de publicistas, junto a algunos sectores de la extrema derecha, a difundir esa cuña temerosa, de la influencia que podía tener el MAS, sobre todo, tratándose de un partido que había lanzado a un candidato presidencial en las elecciones presidenciales de 1973, el entonces político independiente José Vicente Rangel, y, quizás,
la amenaza electoral suya consistía en el hecho de que en ese momento aquella candidatura aglutinaba a las otras fuerzas de izquierda, que existían en el espectro de la política venezolana, y con la excepción de aquellas otras que más bien proclamaban el principio de la abstención; aunque para
el momento el MAS, en el terreno electoral, se consideraba que era una bicicleta en medio de dos potentes maquinarias, como eran AD y Copei, y las que sacaban millones de votos, mientras el MAS no pasaba de los cien mil votos.
Es decir, no había razones para desatar una campaña en contra de aquella izquierda fracasada; planteando aquel escenario, donde se iba la luz; se apagaba un país; el hecho es que aquello fue una premonición, a propósito de lo que estamos viendo hoy en día; padeciendo la más caótica
tragedia, teniendo a la vista que nuestro sistema de vida está colapsado: hay hambre; porque es verdad que se acabó la escasez, pero la oferta de productos, que tú ves en los anaqueles de los abastos, no está al alcance de nuestro bolsillo; lo mismo sucede con los medicamentos; algunos de los
cuales estaban hace unos meses a dos mil bolívares; hoy en día su precio pasa de los ochenta mil bolívares. Es una calamidad enfermarse, y ahí es donde más pega la resaca de lo que se sufre, a consecuencia de esta situación; yo diría que ahí es donde más pega la impotencia, que padecemos frente a esta circunstancia: cinco mafias, que se han arrogado el ropaje de comunistas, a los fines de justificar una tiranía; que redujo a menos de la mitad, aquel país que éramos a comienzos de la presente centuria, y lo prueba el hecho de que para ese momento existían catorce mil
industrias, y hoy apenas quedan cuatro mil.
Enrique Meléndez Oropeza
melendezo.enrique@yahoo.com
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